Para realizar estos ejercicios no necesitamos estar con caballos. Podemos practicarlos en cualquier sitio con un poco de espacio.
Artículo de formación sobre pequeños ejercicios que podemos practicar en un lugar cerrado, que nos permitirán tomar conciencia sobre aspectos de nuestra anatomía y la del caballo.
Con este ejercicio podemos mostrar de forma muy clara la importancia de la posición de la cabeza y la flexión del cuello del caballo en su desplazamiento, y de cómo esta posición, en caso de no ser la adecuada, puede estar reñida con su biomecánica.
La primera vez que vi este ejercicio fue cuando Bernat Forés, mi profesor de la asignatura de Raid del Técnico Deportivo de Equitación, nos lo explicó en una clase. Meses después, navegando por Internet, fui a parar a una página web de Parelli en la que también se ilustraba.
Igual que en un ejercicio anteriormente explicado, pediremos a un alumno que se ponga a gatas, con los brazos suficientemente separados de sus piernas. Recuerdo la importancia de no obligar a nadie y de ser muy respetuoso con los alumnos.
Cuando el alumno esté en esta posición, le pediremos que empiece a gatear, primero con la cabeza levantada, después con la cabeza normal, ligeramente hacia abajo, y por último, con la cabeza completamente hacia abajo, flexionando la nuca.
El alumno notará que, al levantar su cabeza, además de no estar cómodo, sus rodillas apenas se acercarán a sus antebrazos al gatear. Cuando su cabeza esté en posición relajada y ligeramente baja, sus rodillas alcanzarán a sus antebrazos y el alumno no notará ninguna molestia (caballo redondo). Cuando su cabeza esté muy flexionada hacia abajo, aunque sus rodillas alcancen a sus antebrazos, tampoco se sentirá cómodo. Esto es exactamente lo que siente el caballo en función de cuál es la posición de su cabeza y el nivel de flexión de su nuca.
El caballo que se abre (con la cabeza hacia arriba), biomecánicamente no puede entrar sus posteriores. El caballo encapotado (con exceso de flexión en la nuca), en lugar de impulsarse adecuadamente desde sus posteriores y de transferir el movimiento desde atrás hacia adelante, carga en exceso sus espaldas. La conclusión es que cuando el caballo no puede moverse de acuerdo con su naturaleza, además de no trabajar correctamente sus grupos musculares, va incómodo y tensionado.
Modelo: Andrea Closas Taberner.